GLORIA PERSONAL
Tras la muerte de su
mujer y su hija, Francesco volvió a ponerse al servicio de su padre, que en este
momento se encontraba defendiendo los intereses territoriales del Papa Martín V.
Padre e hijo volvieron a enfrentarse a su eterno rival, Braccio da Montone. Esta
vez fue Francesco quien derrotó a Braccio en Viterbo. Gracias a esta acción, tanto
Muzio como Francesco se ganaron el favor del pontífice, quien les instó a volver
a Nápoles para apoyar a Luis III de Anjou (futuro sucesor del reino de Nápoles)
frente a las pretensiones de Alfonso V, rey de Aragón.
El condotiero Braccio da Montone, el mayor rival de Muzio y del joven Francesco. (Fuente: Wikimedia Commons) |
En 1421, Francesco organizó una compañía de armas con la que logró restituir el orden en la región de Calabria, repeliendo los ataques aragoneses. Como pago por tal acción, Luis entregó nuevas posesiones a Francesco. Algunos de sus hombres se amotinaron, pero Francesco logró mantener la situación gracias a los soldados que le envió su padre, llegando incluso a personar a todos aquellos que le habían traicionado.
La guerra continuó su curso, pero entonces tuvo lugar un gravísimo acontecimiento. Años antes la reina Juana II había nombrado a Andrea Fortebraccio alguacil de la región de Abruzzo, siendo gobernada desde la ciudad de L’Aquila. Fortebraccio se hallaba bajo la influencia directa de Braccio da Montone, por lo que los habitantes de la ciudad, se sublevaron ante la pérdida de su autonomía. Autonomía de la que gozaban desde la misma fundación de la ciudad. Braccio asedió y conquistó la ciudad, pasó a cuchillo a los hombres, y ordenó a sus soldados violar a las mujeres.
(Fuente: ELLE) |
En aquel momento, tras presenciar lo sucedido, Francesco arengó a todos los hombres de la compañía de su padre, y les instó a que le siguieran (a pesar de contar por aquel entonces con tan sólo 23 años). La hueste, eligió a Francesco como su nuevo comandante, pues todos le juraron fidelidad.
(Fuente: editado con Photoshop) |
Acto seguido, acudió ante la reina Juana II, quién le otorgó todos los títulos, posesiones y mercedes de su padre, por lo que Francesco al fin pudo portar el apellido Sforza. Ese mismo año, reconquistó la ciudad de Nápoles, que había caído en poder de los aragoneses, y meses después, se enfrentó en la batalla de L’Aquila a las fuerzas de Braccio da Montone.
(Fuente: DeviantArt) |
La jornada finalizó con la victoria del ejército formado por las fuerzas milanesas, napolitanas, pontificias, y por supuesto, las de Francesco. Braccio da Montone por su parte, cayó en la batalla. Tras esta auténtica aventura, Francesco, que ya era dueño y señor de numerosos feudos y castillos partiría a la caza de nuevos contratos. Nuevas “condottas” que le proporcionarían más fama, gloria, y sobre todo riquezas, pues la guerra era el negocio familiar que le legó su padre…
(Fuente: hurricanefactory) |
- Gamberini, A. (2012): “Francesco Sforza. Un condotiero de éxito”, Desperta Ferro. Antigua y medieval, No. 16, 46-51.
- Menniti Ippolito, A. (1998): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50. Recuperado de https://www.treccani.it/enciclopedia/francesco-i-sforza-duca-di-milano_%28Dizionario-Biografico%29/ Fecha de consulta: 14/12/2020.
- Valentini, R. (1930): Dizionario Biografico degli Italiani, Vol. 50. Recuperado de https://www.treccani.it/enciclopedia/braccio-da-montone_%28Enciclopedia-Italiana%29/ Fecha de consulta: 14/12/2020.
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